miércoles, 20 de abril de 2016

DEBaTES I

- Internet es como la electricidad: infraestructura de nuestras vidas (Castells)
- Cerca de la visión de David y Goliat?
- Qué opinan uds de los mitos que describe Castells? 

Si las tecnologías son la respuesta, cuál era la pregunta?


(WOLTON) Lejos de ayudar a la comunicación entre las personas, los encierra en una burbuja individualista. 

Wolton, Dominic (2000) Internet, ¿y después?. Una teoría crítica de los nuevos medios de comunicación (aquí

Se concluye erróneamente que las tecnologías de la comunicación van por delante de los cambios culturales y sociales. E incluso que, al final, los terminan provocando. Ésta es la lógica que permite endiosar a Internet como una revolución. Y no es para nada así. Con Internet hay un cambio técnico evidente, pero el modelo cultural de comunicación en el que se inscribe existe desde el siglo dieciséis, y es el modelo individualista. Internet es simplemente un progreso en este modelo; de ninguna manera es una ruptura del modelo cultural de la comunicación de masas. De la misma manera, la radio y la televisión no inventaron la comunicación de masas, un modelo iniciado en el siglo XIX o a fines del XVIII con la prensa escrita. Tan sólo se inscribieron exitosamente en él. De hecho, hasta el día de hoy ambos modelos (comunicación de masas e individualista) siguen coexistiendo. De hecho, Internet no aporta siquiera alguna solución a los problemas planteados sobre la televisión o la radio. Es sólo un progreso técnico. No tiene nada que ver con un progreso de la comunicación.

Lo que interesa señalar es que esta “utopía de la comunicación”, que dice que la comunicación nos libera, es un completo despropósito. La utopía es esencialmente política. Ahora quieren hacerla pasar por el dominio técnico: como si la utopía técnica prometiera la realización automática de la utopía política. Y en todo caso debería ser al revés: la utopía política conlleva una dimensión técnica. Para decirlo muy simplemente: hay dos filosofías de la comunicación, una humanista y democrática, y otra técnica y económica. Y no son dos filosofías que puedan convivir. La ideología de la comunicación imperante hoy postula que la dimensión técnica y económica es la condición para la realización de la libertad individual. Y obviamente no es así.

Todos dicen hoy que Internet es un espacio de libertad. Que, gracias a ella, gracias a todo lo que podemos comunicar con ella, lograremos una especie de emancipación. Y, en realidad, la única lógica en Internet es la del comercio.

La técnica, aun cuando permita el manejo de la información y de la comunicación, no sabe cómo sustituir un proyecto. (A quién les recuerda?)

En general, Internet no es un medio de comunicación.

La segmentación en la TV a través del cable (y ni que hablar en Internet) promueve que cada grupo social se encierre en sí mismo. Y eso es promover la intolerancia, porque las diferencias se hacen cada vez más visibles y no hay ninguna forma cultural que las elabore para que no terminen en una agresividad hacia lo distinto. 

(Calvo) Si estamos interesados en leer uno de estos 280 mil tuits, entre los 500 millones producidos diariamente, ¿cuál deberíamos leer primero? Como muchos de los lectores seguramente saben, las redes sociales como Facebook, Instagram o Twitter, analizan nuestro comportamiento en la red así como la información de nuestras cuentas para decidir qué tipo de información ofrecernos. Esto es necesario cuando se producen millones de tuits por día. Si indicamos que nos gustó una publicación de Aníbal Fernandez, Twitter nos ofrece una publicación de Cristina Fernandez. Si retuiteamos una publicación de Gabriela Michetti, Twitter nos ofrece un tuit de Mauricio Macri. En la medida en que Twitter busca maximizar nuestro placer informativo, todas las actividades que depositamos en nuestros muros son utilizadas para definir qué tipo de publicaciones desearíamos ver. Es decir, la información que recibimos es un eco de aquello que depositamos en Twitter. Tanto favs como retuits son procesados por algoritmos que después ofrecen nuevas publicaciones (o nuevos productos) en nuestros muros. 

Cada uno de nosotros vive en un mundo virtual en el cual todos somos mayoría. Quienes comulgan con la oposición viven en un mundo tuitero que se encuentra saturado de opositores. Quienes comulgan con el gobierno viven en un mundo oficialista. 

Wolton: Si comunicarse es estar en Internet, ¿qué pasa cuando apagamos la computadora? ¿Qué tipo de comunicación se puede tener con los amigos, con los familiares, con los vecinos, después de pasarse todo el día en la computadora? Éste es el modelo cultural de comunicación que plantean los norteamericanos, y que desgraciadamente está entrando en Europa.
Pero se dice que en Internet pronto se podrán transmitir sensaciones táctiles y olfativas...–Lo que quiero decir con esto es que no se puede sustituir la presencia de los sujetos que se comunican con una representación de ellos. (EJ: Marea Granate)
Pero en la radio y en la TV también hay sólo representaciones de personas.
–Sí, pero la radio y la TV no se presentan como todo lo que es posible en materia de comunicación.

Usted reivindica la regulación y la intermediación en la comunicación. ¿No van ambas cosas en contra de la libertad de expresión?

–En primer lugar, no hay comunicación sin intermediación. En la ideología técnica, se nos hace creer que la mejor comunicación es la que no tiene intermediario. Pero los seres humanos somos ante todo seres sociales. Y eso implica que siempre hay instancias sociales y culturales de intermediación. Se dice que con Internet se accederá a la información sin necesidad de los periodistas. Se dice que con Internet no hará falta el médico, ni aun el maestro. Y todas estas cosas son estupideces. Primero, porque es necesaria una instancia que organice y jerarquice los datos, como el caso del periodista. Segundo, porque en el caso de la medicina o de la educación, no se trata sólo de datos sino de relaciones humanas. Y tercero, y principal, porque todo lo que hay en Internet ya pasó por las manos de todos esos intermediarios que se suponen desaparecidos. Es como creer que esos datos aparecieron en Internet por arte de magia. Los norteamericanos creen que la democracia es la supresión de intermediarios. Pero la democracia es el proceso donde los intermediarios, justamente, se legitiman a través de la crítica (Misma idea de Barbero). Lo mismo pasa con la idea de regulación. Toda la historia de la libertad de información y de comunicación se organizó en torno de la lucha contra el poder. Esta libertad sólo pudo ser garantizada a través de la ley, y hubo grandes batallas en ese sentido. Nunca hubo libertad de comunicación sin garantía de la ley. ¿Acaso la lógica comercial, que domina en Internet, va a favor de la libertad? Ése es un argumento de los empresarios, pero no corresponde a una idea política de la comunicación (argumento de Mauricio Ubal, Ayuí). Es una completa falsedad pensar que la libertad consiste en la ausencia de marcos legales. Sin ley, lo que hay es tiranía. Y para el caso de Internet, no hay que ser un genio para decir que nadie la controla, pero que es el instrumento de control más potente del mundo.

Si ocurre un proceso de abaratamiento y una extensión mayor de la red, comenzarán a aparecer todas las cuestiones que planteé en términos de regulación, de intermediación. Y entonces llegarán las mismas preguntas que les hacen ahora a la radio y a la TV: la cuestión de la recepción, la cuestión del carácter económico o cultural de su formación, y, sobre todo, si irá en un sentido democratizador o puramente comercial. (Ley) Allí habrá que librar una batalla política. Hasta ese momento, y hay que decirlo en estos momentos de fanatismo ideológico de la comunicación, Internet no va a cambiar nada. (Veremos con los textos de Subirats, entre otros, que plantean una nueva era)

Algunas cuestiones claves de Wolton:

- El objetivo de la comunicación no es tecnológico, sino que concierne a la comprensión de las relaciones entre los individuos (modelo cultura) y entre éstos y la sociedad (proyecto social). Es la elección entre socializar y humanizar la tecnología o tecnificar la comunicación. La mayoría de las veces, se proporciona a la tecnología la capacidad para resolver un problema social o político.

- Hay que apartar la ideología tecnológica que reduce la comunicación a la tecnología y que construye una falsa jerarquía entre nuevos y antiguos medios de comunicación. Destecnificar la comunicación se convierte en una imperativo categórico para reducir el aspecto cautivador de las nueva tecnologías y reintroducir distancias simbólicas. Es preciso todavía volver a crear distancias para conservar una cierta libertad. (Postman, Sadin).

- Desarrollar los conocimientos para relativizar la ideología tecnológica.

- No hay racionalidad común a las tres lógicas del emisor, del mensaje y del receptor. Los medios de comunicación no han conducido a la estandarización de las opiniones y de las ideas. El mismo mensaje no se recibe de manera idéntica en los diferentes países. El público desarrolla un sentido cada vez más crítico a medida que está expuesto a un número creciente de informaciones. Recibir no significa adherir. La mundialización de la comunicación, contrariamente a lo que se dice, va a radicalizar las diferencias de las percepciones, vinculadas a las identidades culturales. En el plano internacional, las mismas declaraciones tienen un impacto radicalmente distinto según el lugar en que cada uno se encuentre cuando las reciba.

- La comunicación a distancia no sustituirá la comunicación humana directa. La aldea global es una realidad tecnológica, pero no una realidad social y cultural.

- Es preciso desconfiar de la “multiconexión”. Es suficiente ver la esclavitud que representa el teléfono móvil con el que se nos puede localizar desde nos e sabe dónde, no importa quién, con no interesa qué motivo, para entender lo que es la enajenación de la conexión. El contrasentido consiste en confundir interacción y comunicación. Son las máquinas las que se conecta, no los hombres. El tema de la sociedad de comunicación es una ilusión.

Ernesto Calvo


Si bien las redes sociales democratizaron la diseminación y el acceso a la información, también crearon un universo de patologías informativas que son sistemáticamente utilizados para hacer negocios y para hacer política. Desde la venta de “seguidores” para aumentar la popularidad de usuarios hasta el bullying compulsivo y sistemático a través de identidades falsas o mercenarios informáticos. 

Ni tanto troll, ni tanto efecto Un análisis de los tuits relativos a la inundación muestra que tanto el gobierno como la oposición han construido sus narrativas sobre pilares poco sólidos. Si bien el sciolismo afirmó que alrededor de 50.000 cuentas usadas eran trolls, fakes o bots; en los días posteriores a la inundación la tuitosfera estuvo dominada informativamente por viejos conocidos de la política Argentina: @ElisaCarrioArg, @Lanataenel13, @lanacioncom, @clarincom.

Los tuits publicados durante el período de las inundaciones también muestran un alto grado de concentración de la información en unos pocos actores cercanos a la oposición. Alrededor de un 1% de los usuarios produjo más del 40% del contenido relativo a las inundaciones que circuló entre el 12 y el 15 de Agosto.

Aun cuando la gente percibe a Twitter como un espacio democrático y desregulado, donde las ideas circulan libremente, la producción masiva de información y su diseminación personalizada ha formado comunidades estables. Cada uno de nosotros vive en estas comunidades, donde nuestros valores y preferencias son también los valores y preferencias de cuantos nos rodean. Los algoritmos que trabajan bajo el capot de Twitter son un mecanismo de formación de comunidades que ha probado ser muy exitoso pero que, al mismo tiempo, homogeneiza a grupos de usuarios que viven en distintos mundos informativos. La polarización avanza también en las redes sociales: aquí y ahora, en nuestra propia esquina de Twitter, todos somos mayoría.

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