jueves, 14 de abril de 2016

Castells, SOCIEDAD RED



-Punto de partida de Castells: transformación de nuestra cultura material por obra de un nuevo paradigma tecnológico organizado en torno a las tecnologías de la información, al informacionalismo.

-¿Qué entiende Castells por tecnología

- Se pregunta Castells: ¿Cómo ocurrió esta transformación fundamental en lo que viene a ser un instante histórico? ¿Por qué se está difundiendo por todo el globo a paso tan acelerado aunque desigual? ¿Por qué es una "revolución"?. 

- ¿Por qué compara la Revolución Industrial con la Revolución tecnológica? ¿Por qué dice que las tecnologías de la información es a esta Revolución lo que las nuevas fuentes de energía fueron a la Revolución Industrial? 



Puesto que a nuestra experiencia de lo nuevo le da forma nuestro pasado reciente, creo que para responder a estas preguntas básicas sería útil hacer un breve recordatorio del curso histórico de la Revolución industrial aún presente en nuestras instituciones y, por tanto, en nuestro marco mental."La revolución industrial se extendió a la mayor parte del globo desde sus tierras originales de Europa Occidental durante los dos siglos posteriores. Pero su expansión fue muy selectiva y su ritmo, muy lento para los parámetros actuales de difusión tecnológica. En efecto, incluso en la Gran Bretaña de mediados del siglo XIX, las nuevas tecnologías industriales no habían afectado a sectores que representaban la mayoría de la mano de obra y al menos la mitad del producto nacional bruto".

- “Lo que caracteriza a la revolución tecnológica actual no es el carácter central del conocimiento y la información, sino la aplicación de ese conocimiento e información a aparatos de generación de conocimiento y procesamiento de la información / comunicación, en un círculo de retroalimentación acumulativo entre la innovación y sus usos” (Castells). La información se constituye en una materia prima esencial, con alta capacidad de penetración en todas las actividades y generando una lógica de interconexión sistémica.

Crítica a Castells: Este esquema conceptual es fuertemente criticado, ya que significa la disolución de la contradicción centro – periferia, esa doble cara dialéctica de una totalidad donde las transformaciones se especifican en función de una división global del trabajo y de la transferencia de excedentes. Por ejemplo, si se quieren analizar las transformaciones “informacionales” en un país de América Latina como Uruguay, no puede subestimarse las formas que adquiere la polaridad en el nuevo esquema del capital global. Se le critica que no tiene en cuenta la existencia de una polaridad intrínseca al capitalismo que se expresa social y geográficamente y que supone la perpetuación de una lógica de regiones centrales y regiones periféricas que reproducen su condición de subalternidad.

Esto significa, en suma, que dentro de la división global del trabajo, el capital promueve en los países centrales lo que podría denominarse una revolución informacional o cognitiva que supone un desarrollo expansivo de ciencia y tecnología, pero que no anula la polaridad sino que la exacerba. Para los países periféricos (y semiperiféricos o aspirantes a éstos, en la terminología de Wallerstein) se agrega al esquema clásico de proveedores de materias primas, el de regiones para la deslocalización de algunos procesos industriales de las transnacionales en la búsqueda de fuerza de trabajo más barata, regulaciones estatales más débiles, penalizaciones ambientales más indulgentes, etc. (Fuente: Alfredo Falero aquí) (Ver más críticas a Castells: Canclini, Mattelart, Berón, teoría crítica)

Castells recurre a una interacción simétrica entre la tecnología y la sociedad, pues excluye desde el primer momento los indicios de un determinismo tecnológico: “... la tecnología no determina [a] la sociedad: la plasma. Pero tampoco la sociedad determina la innovación tecnológica: la utiliza... El dilema del determinismo tecnológico probablemente es un falso problema, puesto que tecnología es sociedad y ésta no puede ser comprendida o representada sin sus herramientas técnicas” (recuerdan a Williams?)

Ejemplo de la revolución tecnológica actual: "El círculo de retroalimentación entre la introducción de nueva tecnología, su utilización y su desarrollo en nuevos campos se hizo mucho más rápido en el nuevo paradigma tecnológico. Como resultado, la difusión de la tecnología amplifica infinitamente su poder al apropiársela y redefinirla sus usuarios. Las nuevas tecnologías de la información no son sólo herramientas que aplicar, sino procesos que desarrollar. Los usuarios y los creadores pueden convertirse en los mismos. De este modo, los usuarios pueden tomar el control de la tecnología, como en el caso de Internet" (Castells, 2002, 58).

Si la era industrial implicó -aplicando el certero axioma macluhaniano de que los medios son extensiones de nuestro cuerpo- una extensión de las capacidades físicas al ofrecerles a las fuerzas productivas la innovación de los medios de producción de la época, para llevar a cabo procesos de producción más sofisticados y complejos, en la era de la información, la relación de las fuerzas productivas y la materia, está mediada por una interfaz que la hace de umbral tecnológico para extender la mente humana.

Castells: "Por primera vez en la historia, la mente humana es una fuerza productiva directa, no sólo un elemento decisivo del sistema de producción. Así, los ordenadores, los sistemas de comunicación y la decodificación y programación genética son todos amplificadores y prolongaciones de la mente humana. Lo que pensamos y cómo pensamos queda expresado en bienes, servicios, producción material e intelectual, ya sea alimento, refugio, sistemas de transporte y comunicación, ordenadores, misiles, salud, educación o imágenes. La integración creciente entre mentes y máquinas, incluida la máquina del ADN, está alterando de forma fundamental el modo en que nacemos, vivimos, aprendemos, trabajamos, producimos, consumimos, soñamos, luchamos o morimos"

Si la electricidad, fuente de energía descubierta durante la segunda revolución industrial, fue la piedra de toque como elemento medular de la organización en la era industrial, ergo: la red es el mensaje, el rasgo capital que configurará, cada vez más nuestro modus vivendi en la era de la información (véase: Obertura: La red es el mensaje, en Castells, 2001). Máxime por la sinergia vertiginosa que caracteriza al novel medium tecnológico: “este sistema [Internet] lleva incorporada su propia lógica, caracterizada por la capacidad de traducir todos los aportes a un sistema de información común [el digital] y procesar esa información a una velocidad creciente, con una potencia en aumento, a un coste decreciente, en una red de recuperación y distribución potencialmente ubicua” (Castells, 2002, 59). 

Lecciones de la Revolución Industrial

Entre la Revolución Industrial y tecnológica existen continuidades fundamentales, así como algunas diferencias críticas, la principal de las cuales es la importancia decisiva del conocimiento científico para producir y dirigir el desarrollo tecnológico desde 1850. Precisamente debido a sus diferencias, los rasgos comunes a ambas pueden ofrecer una percepción preciosa para comprender la lógica de las revoluciones tecnológicas. ´

La lección clave que debe retenerse es que la innovación tecnológica no es un acontecimiento aislado. Refleja un estado determinado de conocimiento, un entorno institucional e industrial particular, una cierta disponibilidad de aptitudes para definir un problema técnico y resolverlo, una mentalidad económica para hacer que esa aplicación sea rentable, y una red de productores y usuarios que puedan comunicar sus experiencias de forma acumulativa, aprendiendo al utilizar y crear: las elites aprenden creando, con lo que modifican las aplicaciones de la tecnología, mientras que la mayoría de la gente aprende utilizando, con lo que permanece dentro de las limitaciones de los formatos de la tecnología. La interactividad de los sistemas de innovación tecnológica, y su dependencia de ciertos "medios" de intercambio de ideas, problemas y soluciones, es un rasgo crítico que cabe generalizar de la experiencia de pasadas revoluciones a la actual. 

La relación histórica parece indicar que, en términos generales, cuanto más estrecha sea la relación entre los emplazamientos de innovación, la producción y el uso de las nuevas tecnologías, más real será la transformación de las sociedades y mayor la realimentación positiva de las condiciones sociales sobre las condiciones generales necesarias para que haya más innovaciones. (Ej. Cataluña y el país Vasco).

El contexto social y las dinámicas del cambio tecnológico

¿Por qué los descubrimientos sobre las nuevas tecnologías de la información se agruparon en la década de los años setenta y en su mayor parte en los Estados Unidos? 

¿Y cuáles son las consecuencias de esta concentración de tiempo/lugar para el desarrollo futuro y para su interacción con las sociedades? 

La crisis del petróleo (1973/74) que impulsó la espectacular reestructuración del sistema capitalista a escala global, induciendo en realidad un nuevo modelo de acumulación en discontinuidad histórica con el capitalismo posterior a la Segunda Guerra Mundial.
¿Fue el nuevo paradigma tecnológico una respuesta del sistema capitalista para superar sus contradicciones internas?  ¿O fue además un modo de asegurar la superioridad militar sobre el enemigo soviético, respondiendo a su reto tecnológico en la carrera espacial y el armamento nuclear (Sputnik)?

Si bien existe una coincidencia histórica entre el agrupamiento de nuevas tecnologías y la crisis económica de los años setenta, su sincronización es demasiado exacta, el "ajuste tecnológico" habría sido demasiado rápido, demasiado mecánico, cuando sabemos de las lecciones de la Revolución industrial y otros procesos históricos de cambio tecnológico que las sendas económica, industrial y tecnológica, aunque se relacionan, se mueven con lentitud y adecuan su interacción de forma imperfecta.

¿Cuál es su conclusión? 

A pesar de que no existen determinismos de ninguno de los elementos (tecnología-sociedad -o viceversa), Castells aclara que la sociedad sí puede tanto ralentizar como promover el desarrollo tecnológico por medio de un tercer elemento, el Estado. Para él, la intervención estatal es capital para que una sociedad pueda establecer el camino hacia la modernización tecnológica. La capacidad o incapacidad de las sociedades para asirse de la tecnología y dominarla es un aspecto fundamental para que definan su devenir histórico. La tecnología o su carencia: “plasma la capacidad de las sociedades para transformarse, así como los usos a los que esas sociedades, siempre en un proceso conflictivo, deciden dedicar su potencial tecnológico”. 

El papel determinante del Estado en la canalización de la innovación tecnológica “expresa y organiza las fuerzas sociales y culturales que dominan en un espacio y tiempo dados”. 

EJEMPLO: En los Estados Unidos es un hecho bien conocido que los contratos militares y las iniciativas tecnológicas del Departamento de Defensa desempeñaron un papel decisivo en la etapa formativa de la Revolución de la tecnología de la información, es decir, entre las décadas de 1940 y 1960. Incluso la principal fuente de descubrimiento electrónicos, los Laboratorios Bell, desempeñó de hecho el papel de laboratorio nacional: su compañía matriz (ATT) disfrutó de un monopolio en las comunicaciones establecido por el gobierno; una parte significativa de sus fondos de investigación provino del gobierno estadounidense; y ATT se vio de hecho obligada por el gobierno, 1956, a cambio de su monopolio sobre las telecomunicaciones públicas a difundir los descubrimientos tecnológicos al dominio público.

DARPA, el organismo de investigación extraordinariamente innovador del Departamento de Defensa, desempeñó en los Estados Unidos un papel no demasiado diferente al del MITI en el desarrollo tecnológico japonés, incluido el diseño y la financiación inicial de Internet. En efecto, en la década 1980, cuando el ultraliberal gobierno de Reagan sintió el pellizco competencia japonesa, el Departamento de Defensa financió SEMATECH, un consorcio de empresas electrónicas estadounidenses para apoyar costosos programas de I+D en la fabricación electrónica por razones de seguridad nacional. 

Conclusión: Es el Estado, no el empresario innovador en su garaje, tanto en los Estados Unidos como en el resto del mundo, fue el iniciador de la Revolución de la tecnología de la información. Sin embargo, sin estos empresarios innovadores, como los del origen le Silicon Valley o los ordenadores clónicos de Taiwan, la Revolución de la tecnología de la información habría tenido características muy diferentes y no es probable que hubiera evolucionado hacia el tipo de máquinas tecnológicas descentralizadas y flexibles que se están difundiendo en todo los ámbitos de la actividad humana.

Relación entre tecnología y sociedad, Castells rescata al historiador de la tecnología Melvin Kranzberg: "La tecnología no es buena mala, ni tampoco neutral". Es en efecto una fuerza, probablemente más que nunca bajo el paradigma tecnológico actual, que penetra en el núcleo de la vida y la mente. 


Resumen de ideas básicas de Castells (Wikipedia)

Estructura social


Para Manuel Castells, quien acuñó el término Red de Redes, la estructura social se crea a través de tres tipos de relaciones:
  • Relaciones de producción, muy ligadas a la interacción del hombre con la naturaleza y cómo aquel transforma a esta para la creación de bienes y servicios que satisfagan sus necesidades.
  • Relaciones de experiencia, núcleo fundamental de las relaciones humanas y que se han estructurado históricamente alrededor del sexo y la familia.
  • Relaciones de poder, entendido este como la habilidad de ejercer la violencia para garantizar el cumplimiento de las reglas sociales dominantes.
En la Sociedad Red la realidad está construida por redes de información que procesan, almacenan y transmiten información sin restricciones de distancia, tiempo ni volumen. Esta nueva forma de entender el funcionamiento de la sociedad se basa en el fenómeno de la globalización, el cual se ha ido desarrollando gracias a Internet.

Características de la sociedad red

La forma como se establecen, mantienen, modifican o destruyen estas relaciones cambia ante el nuevo paradigma social en el que se entra a mediados del siglo XX. La nueva sociedad, la sociedad red, nace de una revolución tecnológica basada en la información y el conocimiento y genera una nueva economía cuyas tres características fundamentales son:
  • La nueva economía es informacional, de forma que la generación y transformación de la información son determinantes en la productividad del sistema.
  • La nueva economía es global, es decir, opera a nivel planetario.
  • La nueva economía está en red, dando lugar a la empresa-red, organización económica de nuevo cuño con alta flexibilidad y operatividad, de configuración variable y que funciona como una red: plana en jerarquías y donde lo importante es la interconexión de los distintos nodos.
Estas características de la nueva economía cambian radicalmente la forma en que se dan las relaciones de producción, experiencia y poder, redefiniendo el mercado de trabajo y el empleo, la cultura, la política, el Estado, el consumo, etc. y las sociedades capitalistas.

Informacionalismo y sociedad red

El informacionalismo es un paradigma tecnológico. Concierne a la tecnología, no a la organización social ni a las instituciones. El informacionalismo proporciona la base para un determinado tipo de estructura social denominado 'sociedad red'. Sin el informacionalismo, la sociedad red no podría existir, pero esta nueva estructura social no es producto del informacionalismo, sino de un patrón más amplio de evolución social.
Sobre los fundamentos del informacionalismo, la sociedad red surge y se expande por todo el planeta como la forma dominante de organización social de nuestra época. La sociedad red es una estructura social hecha de redes de información propulsada por las tecnologías de la información características del paradigma informacionalista. Por estructura social entiendo las disposiciones organizativas de los seres humanos en las relaciones de producción, consumo, experiencia y poder, tal como se expresan en la interacción significativa enmarcada por la cultura. Una red es un conjunto de nodos interconectados. Un nodo es el punto en el cual la curva se corta a sí misma. Las redes sociales son tan antiguas como la propia humanidad, pero han cobrado nueva vida bajo el informacionalismo porque las nuevas tecnologías realzan la flexibilidad inherente a las redes, al tiempo que solucionan los problemas de coordinación y gobierno que, a lo largo de la historia, lastraban a las redes en su competencia con las organizaciones jerárquicas. Las redes distribuyen el rendimiento y comparten la toma de decisiones en los nodos de la red según un modelo interactivo. Por definición, una red carece de centro y sólo tiene nodos. Si bien éstos pueden diferir en tamaño y, por tanto, tienen una relevancia variada, todos son necesarios a la red. Cuando los nodos pasan a ser redundantes, las redes tienden a reconfigurarse: eliminan algunos y añaden otros nuevos y productivos.
Los nodos aumentan su importancia para la red absorbiendo más información y procesándola de forma más eficiente. La relativa importancia de un nodo no deriva de sus rasgos específicos sino de su capacidad para aportar información valiosa a la red. En este sentido, los principales no son centros sino llaves y protocolos de comunicación, que en su funcionamiento siguen una lógica de red y no una lógica de mando. Las redes operan según una lógica binaria: inclusión/exclusión. Criticado
En cuanto a formas sociales, carecen de valores. Tanto pueden besar como matar, nada hay de personal en lo que hacen. Todo depende de las metas que se hayan asignado a la red y de la forma más elegante, económica y autorreproductiva de llevar a cabo sus objetivos. En este sentido, la red es un autómata. En una estructura social, los actores e instituciones sociales programan las redes. Pero una vez han sido programadas, las redes de información propulsadas por la tecnología de la información imponen su lógica estructural a sus componentes humanos, a menos que, por supuesto, las vuelvan a programar, operación que por lo general supone un elevado coste social y económico.

Castells, "la Sociedad de la Información y sus contradicciones"

En 1995, se celebraba la reunión del Grupo de los Siete (G-7) en Bruselas, centrándose en único tema: la sociedad de la información. En la agenda, las principales cuestiones giraron en torno a las condiciones tecnológicas y legales para la construcción de las denominadas autopistas de la información; el establecimiento de mecanismos de seguridad en los circuitos electrónicos; la evaluación de los posibles efectos sobre el empleo; la regulación internacional de los nuevos medios de comunicación; los problemas planteados por las nuevas tecnologías para la privacidad de los ciudadanos, y la cooperación internacional en materia tecnológica, entre otros. Entonces, Castells decía lo siguiente:
La difusión y desarrollo de ese sistema tecnológico ha cambiado la base material de nuestras vidas, por tanto la vida misma, en todos sus aspectos: en cómo producimos, cómo y en qué trabajamos, cómo y qué consumimos, cómo nos educamos, cómo nos informamos-entretenemos, cómo vendemos, cómo nos arruinamos, cómo gobernamos, cómo hacemos la guerra y la paz, cómo nacemos y cómo morimos, y quién manda, quién se enriquece, quién explota, quién sufre y quién se margina. Las nuevas tecnologías de información no determinan lo que pasa en la sociedad, pero cambian tan profundamente las reglas del juego que debemos aprender de nuevo, colectivamente, cuál es nuestra nueva realidad, o sufriremos, individualmente, el control de los pocos (países o personas) que conozcan los códigos de acceso a las fuentes de saber y poder.4
Al referirse a las connotaciones económicas y globales - y sus contradicciones con lo local- Castells afirmaba:
La economía de la sociedad de la información es global. Pero no todo es global, sino las actividades estratégicamente decisivas: el capital que circula sin cesar en los circuitos electrónicos, la información comercial, las tecnologías más avanzadas, las mercancías competitivas en los mercados mundiales, y los altos ejecutivos y tecnólogos. Al mismo tiempo, la mayoría de la gente sigue siendo local, de su país, de su barrio, y esta diferencia fundamental entre la globalidad de la riqueza y el poder y la localidad de la experiencia personal crea un abismo de comprensión entre personas, empresas e instituciones.4
Castells resaltaba, por una parte los cambios introducidos -de forma inexorable, ligados al avance de la tecnologías de la información y la comunicación- así como el enorme potencial de transformación del nuevo paradigma socioeconómico que empezaba a apreciarse con más claridad. En la mencionada reunión del G-7 –los países de las economías más avanzadas del mundo- que tenía lugar esos días, el sociólogo escribía de forma crítica:
Por ello es a la vez la sociedad de las proezas tecnológicas y médicas y de la marginación de amplios sectores de la población, irrelevantes para el nuevo sistema, [..] por ello no podemos desarrollar su dimensión creativa y escapar a sus efectos potencialmente devastadores sin afrontar colectivamente quiénes somos y qué queremos. Lo que tal vez el Grupo de los Siete debiera plantearse es cómo reequilibrar nuestro superdesarrollo tecnológico y nuestro subdesarrollo social.4
Crítica a Juan Grampone y su reflexión de Uber


Estamos, en primer lugar, ante un nuevo estatuto social del trabajador (R. Sennet, U. Beck) que si, de un lado implica el paso de un trabajo caracterizado por la ejecución mecánica de tareas repetitivas al de un trabajo con un mayor componente de iniciativa de la parte del trabajador al desplazar el ejercicio de la predominancia de la mano a la del cerebro mediante nuevos modos del hacer que exigen un saber-hacer, un despliegue de destrezas con un mayor componente mental, pero ello no significa la liberación de la iniciativa del trabajador, de su capacidad de innovación y creatividad, sino su control por la lógica de la rentabilidad empresarial que la supedita en todo momento a la "evaluación de los resultados", al mismo tiempo que esa llamada flexibilidad oculta su verdadera realidad: la precarización del empleo en términos de la duración del contrato de trabajo tanto como en las prestaciones salariales en salud, pensión, educación, vacaciones, etc. 
Sometido a la férrea lógica de la competitividad, el trabajo sufre una fuerte mengua y hasta la desaparición del vínculo societal–espacial y temporal entre el trabajador y la empresa, afectando profundamente la estabilidad psíquica del trabajador: al dejar de ser un ámbito clave de comunicación social, del reconocimiento social de sí mismo, el trabajo pierde también su capacidad de ser un lugar central de significación del vivir personal, del sentido de la vida (C.Dubar). Y al mismo tiempo cambia también la figura del profesional, convertida en el lugar propio de la nueva complejidad de relaciones entre los cambios del saber en la sociedad de conocimiento y los cambios del trabajo en una sociedad de mercado. La nueva figura remite, en primer lugar, a los grupos/ proyecto, los «círculos de calidad» en los que cada individuo compite con los otros individuos del grupo, y cada grupo compite con otros grupos, no sólo fuera sino aun dentro de la misma empresa. 

Las condiciones de competitividad entre todos se traducen en fragmentación tanto del oficio como de las comunidades de oficio. Los nuevos modelos de empresa hacen así imposible el largo tiempo, tanto en el sentido de la pertenencia a una colectividad empresarial, como en el de la carrera profesional. También el nivel salarial tiene cada vez menos que ver con los años de trabajo en la empresa: hoy profesionales que llevan muchos años en una empresa son sustituidos por jóvenes recién llegados que además entran a trabajar ganando el doble del sueldo de los antiguos. El nuevo profesional es un individuo abocado a la permanente reconversión de sí mismo, y ello en un momento en el cual todo en la sociedad hace del individuo un sujeto inseguro, lleno de incertidumbre, con muy fuertes tendencias a la depresión, al estrés afectivo y mental. Y divorciado del largo plazo que implicaba la vida profesional, y del largo tiempo de la solidaridad laboral, no sólo el valor sino también el sentido del trabajo profesional pasa a ligarse a una creatividad y una flexibilidad uncidas a la lógica mercantil de la competitividad que enlaza inextricablemente saber y rentabilidad.

Martín Barbero, Jesús (2007)
“Tecnicidades. Identidades, alteridades, des-ubicaciones y opacidades de la comunicación en el nuevo siglo”, Diálogos de la Comunicación 64, [En línea] http://www.olavarria.com/ciudad/universitarios/biblioteca/descargas/b/martin_barbero1.pdf







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